Relatos sobre mi paso por la facultad de Ciencias Matemáticas de la Universidad Nacional del Litoral (Designaciones de la época)
No soy proclive en volver al pasado, pero como creo que a mis noventa y un año no debe haber muchos antiguos estudiantes que todavía estén activos y presentes para evocar un pasado que para mí es casi remoto, se me ocurre escribir estas líneas que describan con algunas pinceladas distintos momentos de mi paso por la Facultad.
Felizmente conservo la libreta universitaria donde figuran el plan de estudios, disposiciones reglamentarias sobre trabajos prácticos, aranceles, talleres, etc.
Mi primera materia, Trigonometría, la rendí en noviembre de 1945 con el Ing. Erlijman y la última Arquitectura IV, en marzo de 1951, o sea hace 69 años, por lo cual creo las transformaciones que debe haber sufrido la Facultad deben ser muy grandes.
Para empezar, Arquitectura no se había separado de Ingeniería y compartíamos muchas materias teóricas con los estudiantes de ingeniería por lo que el perfil de nuestra profesión no estaba aún bien diseñado y había mucho acento en el pasado y en disciplinas que los arquitectos difícilmente necesitaran y que pesaban en nuestros estudios tanto como el diseño.
Tengo un recuerdo muy feliz de mis estudios, ya que había mucho compañerismo en una carrera que exigía mucho tiempo de trabajo en la facultad, donde había mucho trabajo en equipo, días enteros pasados en los “encierros”, relación cercana con los profesores especialmente en Arquitectura.
Sin embargo no todo era armonía, porque los estudiantes estaban totalmente separados en peronistas y antiperonistas, a tal punto que no nos saludábamos siquiera con los compañeros del otro bando. Tuvimos un año de huelga en el que para no perder tanto tiempo me preparé para rendir libre Estabilidad, con la desagradable sorpresa que no lo pude hacer, por no haberme anotado a tiempo.
En esa época las mujeres se volcaban a Arquitectura por lo cual éramos bastantes, pero en Ingeniería Civil solo recuerdo a dos. También había muchos estudiantes de Buenos Aires que yo entonces los sentía como una elite, porque creía que tenían algunos avances en el diseño que yo desconocía. Era muy importante el bagaje cultural que cada uno adquiría, ya que en el mundo grandes arquitectos producían importantes transformaciones en el diseño y en el uso de los materiales en los cuales en nuestra facultad todavía no se ponía el acento.
Solo unos pocos años después, la incorporación de profesores de Buenos Aires, produjo un cambio total en el programa de nuestras materias, la incorporación de nuevas, que le dieron un perfil actualizado a la enseñanza de la arquitectura. Especialmente cuando Arquitectura adquirió la jerarquía de una disciplina independiente, con una extraordinaria proyección y posibilidades
Carlota Werbin
Carlota con su nieta y bisnietos.